claro que las conocen! - un herbolario próximo. «¡Qué señora Maddalena, lo resuelve todo! Y más stacca que nunca... Pero ya no me extraña; no es el blandengue del marido quien riega esa flor.» Subiendo en el ascensor envuelve sus compras en el papel de la farmacia, para que las plantas salvadoras burlen los controles de Andrea y derroten al dottore. «En la guerra, engañar al enemigo, Brunettino mío.» El viejo de pelliza