Recordé mis costas de Bretaña, los veranos lluviosos de la infancia en los que corríamos descalzos por la playa. La mayoría de las casas están cerradas ahora. Son de madera y todas tienen escaleras. Cuando sube la marea, el agua alcanza hasta la estructura sobre la que se asientan. Casas pintadas de blanco con ventanas de colores desvaídos por efecto de la humedad y la sal. Esta parte de Long Island es muy bella, un poco abandonada y melancólica. En verano