--Y tú, ¿qué vas a hacer? --me preguntó. Había sonado la hora de las despedidas. Me aclaré la garganta y dije: --De momento, buscar un sitio donde dormir; y mañana, ya veremos. --Te recuerdo --dijo la Emilia mirando hacia otro lado, como si hablara con un tercero-- que en mi casa sigue habiendo un sofá. --Y yo te agradezco tu hospitalidad, pero no puedo aceptarla. Durante todo este