hojas secas para jugar. Bene salió a recibirnos y Juana venía con ella. Tampoco esta vez pudimos hablar. Tía Elisa, que ni siquiera se había bajado del coche, me ordenó subir inmediatamente. Bene me siguió y se sentó frente a nosotras, en uno de los sillines plegables, mientras Juana se quedaba llorando en silencio, viendo cómo nos alejábamos. Yo observaba a Bene con curiosidad y con esa impertinencia que sólo los niños y algunos viejos se suelen permitir.
SUR:057.06
SENTARI.1 - Colocar(se) apoyado en algún sitio descansando sobre las nalgas