apareció el chino solícito con dos píldoras, un frasquito de linimento Sloan y un paño de cocina. Mientras el comisario se tragaba las píldoras, el chino, con proverbial exquisitez, le hizo unas friegas en la calva. Luego se sentó con nosotros y presionándose la nariz con el pulgar y el índice imitó a la perfección el sonido de un gong, a lo cual entraron en el reservado dos camareros y cubrieron la mesa de variados y exóticos manjares, sobre los que
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SENTARI.1 - Colocar(se) apoyado en algún sitio descansando sobre las nalgas