Cristo Bedoya le habría hecho el favor de impedírselo. "Si yo hubiera sabido disparar un revólver, Santiago Nasar estaría vivo", me dijo. Pero la sola idea lo impresionó, después de todo lo que había oído decir sobre la potencia devastadora de una bala blindada. --Te advierto que está armado con una magnum capaz de atravesar un motor --gritó. Pedro Vicario sabía que no era cierto. "Nunca estaba armado si no llevaba ropa de montar"