para buscar en la cocina un vaso y algo de alcohol. Encontró una botella de licor --una especie de orujo muy transparente y perfumado-- que a veces los comensales saboreaban en las horas de tertulia. Volvió a recordar que no bebía de aquella manera desde los días de Monteoscuro. Regresó a su habitación y se sentó frente a la pared, frente a la foto de Francesca, y en ella clavó fijamente sus ojos. El alcohol y el hermoso rostro le fueron sumergiendo