que saber aceptar la derrota. (NÉSTOR toma su vaso.) DIONISIO.- ¿Qué derrota? NÉSTOR.- (Le parece evidente.) ¡La tuya! (Levanta su vaso.) ¡Por Rosa! (Beben los dos. NÉSTOR sonríe.) La operación de salvamento era arriesgada, pero ha comenzado bien. (Con leve acritud.) O mucho me engaño, o te queda ya poco que hacer en esta casa, aunque te hayas acostado