se viejo hábito contraído hace años, después del lancinante dolor causado por los cálculos renales, cuando el médico le aconsejó que controlara el color y densidad de la orina. Ahora, ésta es invariablemente blanca y fluida, como corresponde a quien bebe a diario un litro de agua mineral; con todo, él sigue aferrado a su detestable costumbre, acá y en todas partes: reserva el asiento a las obras mayores y experimenta una viciosa satisfacción en aliviar la vejiga sobre el cuenco