heroína alleniana, Alice, es, por definición, infeliz. La princesa desharrapada de "La rosa púrpura..." ha alcanzado status de despreocupada burguesita, pero sus problemas de fondo subsisten: trastabillea sin brújula en busca de alguien que merezca ser amado (su marido está ácidamente encarnado por un William Hurt al que, sencillamente, es imposible querer); camina hacia atrás como los cangrejos y busca entre su pasado algun recuerdo digno de repaso. Y cuando se descubre incapaz de