, incluidos el Reino Unido y los de economías más débiles, puedan firmar el tratado en diciembre sin comprometerse por ello con un calendario preciso de ejecución. Para salvar la obstinada oposición británica a la moneda única, el texto concede a cualquier estado "cuyo parlamento no esté ahora en condiciones de aprobar un cambio irrevocable para su moneda", la posibilidad de demorar la decisión definitiva. Sin esperar a la próxima reunión de los negociadores, el Gobierno británico anunció que no firmará