aquello que, en cierto modo había preparado, viene hoy a mi mente al socaire de la Conferencia de Paz para el Oriente Medio cuya apertura se produce en Madrid. Madrid convulsionado Escribo en el seno de un Madrid convulsionado que hoy alberga a las delegaciones palestinas, jordanas e israelís, a los presidentes soviético y americano, a infinidad de delegados, a 5.000 periodistas y -lo más asombroso- a los servicios de la CIA colaborando con los de la antigua KGB, a