Texto contextualizado: |
La Emilia puso en marcha el coche y, con ayuda del volante, le hizo seguir una caprichosa trayectoria hasta que nos hubimos cerciorado de que nadie nos seguía. Aprovechando el respiro que este paseo nos daba, pusimos a la Emilia al corriente de las vicisitudes por las que habíamos atravesado y dimos rienda suelta al alborozo que sentíamos por haber salido con bien de la aventura y por haber rescatado a María Pandora. Como fuese que, pese a la alegría imperante, una lágrima |
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