me buzón de don Plutarquete, lo abrí, me quedé en calzoncillos y no sin trabajos conseguí embutir el elegante terno en tan reducido espacio. Me habría gustado adjuntar una nota de agradecimiento, pero no tenía conmigo recado de escribir ni quería correr el albur de que un vecino trasnochador me sorprendiera garrapateando un billete en paños menores, de modo que cerré el buzón y abandoné el inmueble sintiendo en mis maceradas carnes el relente. Por suerte, el paraje no estaba concurrido y no
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CORRERIII - Pasar peligros, aventuras, o cierta suerte