. Cuanto más condicionada y más omnímoda es una autoridad, tanto más bajo ha de quedar el techo de la confianza soportable, tanto más sensible a la más leve oscilación se hará el sismógrafo que registra las ofensas. Por eso no cabe hacer montones separados con el respeto y con la prohibición, y culpar o perdonar a la sola falta de modales por cosas que éstos por sí solos son tan poco capaces de romper como de arreglar. Esa permanente susceptibilidad y crispación de los