lolala dos grandes y únicos poderes universales; el uno, espiritual: el Pontificado, y el otro, temporal: el Imperio. Mas todo ello es sobradamente conocido. El último, y ya muy tardío, coletazo de tales concepciones suele admitirse que fue el que alentó las ínfulas imperiales de Carlos V, el destructor de Europa, bajo aquel célebre lema carolino de "Un monarca, un imperio y una espada". Por otra parte, hace ya más