las que de modo específico serán muertes firmadas. El fin del soldado está en el quebranto físico que causa al enemigo, lo que, en cambio, es ajeno a la acción del terrorista, que no intenta golpear un cuerpo, sino afrentar un nombre; para éste se trata de humillar simbólicament en las insignias que lleva su víctima, el poder que representan.