selasselasle De mesita dispónte era, en verdad, la ocasión que al león se le ofrecía, salvo que, únicamente, sabiendo que el ratón trataría de escabullirse en cuanto viese el más pequeño agujerito, había que estar al tanto de acudir al instante a parchear y taponar en dondequiera empezase apenas a insinuarse la más mínima grieta. O, dicho sin metáforas, dandose cuenta los británicos de que tan sólo una guerra hasta el final, una