entiendo sus signos. (Pone una mano sobre la mano de Guillermo.) Me mira como tú de niño, por encima de los hombros de todos, pero yo no le entiendo. Le miro al fondo de los ojos, avanzo por ellos a tientas como en una larga cueva y me pierdo sin encontrar nada. (Se vuelve hacia Julián.) ¿Sabes cuándo no le entiendo? Cuando él no quiere. JULIAN.- (Riendo.) ¡Pues ya