le se alejó ululando calle abajo. Siempre al socaire de mi periódico, me aproximé a ella por detrás y le susurré al oído: --No te vuelvas ni des muestras de sorpresa, Cándida. Soy yo. Pegó un salto, lanzó un alarido y dejó caer el bolso en mitad de un charco. Por fortuna, este comportamiento, en lugar de atraer la atención de los transeúntes, les hizo avivar el paso y dejar desierto el pútrido callejón. Cándida recuperó la
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LANZARII.2 - Emitir [algún tipo de sonido o mensaje]