.- ¡Todo el mundo está reticente esta noche! ¡Nadie quiere que me moleste! (Sentandose del todo.) No es ninguna molestia, señora. Me encantará charlar con usted un ratito. Lo que no me apetece es entrar ahí. Anda, ven, cuentame tus cuitas. MARI ANGELES.- (Sentandose junto a él.) Ya estoy mejor. JUAN.- ¿De verdad? MARI ANGELES.- Sí. Te advierto que