. Y yo no soy un hombre exigente. ¿No se le ocurre nada? JAVIER.- ¿Qué puedo decirle? Lo lamento. Yo..., yo no le conocía a usted. JUAN.- Me decepciona. No lo lamenta. Está encantado dehaberseacostadoconmimujer.Ylodeconocero no conocer al marido, para usted no significa nada. Ahí tiene el caso de su gran amigo don Ernesto Alenda. Pero eso no importa. He venido para que hablemos de Elena.