zorra condenada y admitirlo. Mujer maldita. ZOÉ.- ¡Maldita tú! ¡De modo que supones que, en esto de ser trotera, se puede llegar a una meta donde te impongan el rabo de honor? Yo juro por mi vida que nunca me he sentido tan zorra como para merecer este pago. A la vez que me repugno me siento inocente. Esto es una injusticia manifiesta. ((Llorando.)) ¡Ay, qué confusión en mi