me todo. Al hablar de ti, Josefa concluía diciendo: "La falta de fe es todo lo que le ocurre. Así sólo podrá ser un desgraciado." Y es que tú aparecías allí, entre ellas, como alguien que padecía un sufrimiento sobrehumano e incomprensible. Y en aquella imagen tuya que, en tu ausencia, ellas iban mostrandome, también yo llegué a percibir una extremada amargura. Sin embargo, nunca logré preguntarte nada sobre ello, pues con