rostro del espíritu, hasta alcanzar la identidad completa. Por eso tan sólo a la hora de la muerte puede encontrarse el rostro de la perfecta santidad no sólo como máscara, sino también como semblante natural, pues la fábula nos enseña al mismo tiempo cómo la santidad no yace como un depósito en el ser, sino que vive como un aliento en el obrar. Excusando la mejor o peor fortuna con que es desarrollada en su teatro, la concepción del albedrío encontró,
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ENSEÑARI.2 - (fig.) Hacer ver o conocer [alguien] [algo no físico, como una información] [a alguien]