se denuncia de Bandrés. Otrosí, en un pasaje del artículo parece implícitamente propiciar que se haga aquí con la tortura lo que los rusos hacen con eso que ha dado en llamarse "los derechos humanos": reverenciar la idea y disimular los hechos, o sea, ponerse el asunto por montera, a la vieja usanza del "acato, pero no obedezco" de los subalternos en la Administración clásica española. Por lo demás, y dicho sea de paso,