- (Muy tranquila.) ¿Una vez? ¿Sólo una? EDUARDO.- Bueno, quizá dos... Ya sabes lo que pasa... O tres... EMILIA.- O veinte, o doscientas... EDUARDO.- (Asiente sonriendo con nostalgia, como un niño travieso.) Sí, puede... ( Rectifica asustado.) ¡No, mujer! ¡Tantas no! ¡De ninguna manera! EMILIA.- (Indiferente, pasando una hoja del libro.