Bene, lo que ella más había deseado en los últimos años. Recordé entonces todos aquellos sueños que ella había ido fabulando en voz alta, ante mí, y que tan ligados estaban al regreso de su hermana. Ahora se habían destruido. Ya no podía esperar que la llevara a un colegio, ni tener esas amigas que, según decía, me iba a presentar a mí, para que yo no estuviera tan sola. Tampoco podría llevar preciosos vestidos, ni dejar que