te ocurra nada hasta el año dos mil, ¿por qué no pasamos diez años en un lugar más civilizado y luego, cuando te hayas convencido de que el siglo XXI tampoco ofrece perspectivas deslumbrantes, volvemos aquí? EDUARDO.- Noto grandes dosis de ironía en tu forma de hablar. EMILIA.- Que ocultan grandes dosis de preocupación. Lalo, ¿no has pensado que a mí también puede ocurrirme algo repentinamente? EDUARDO.- ¿El qué? EMILIA.