lo. EMILIA.- Tú eres únicamente su hija, o sea, casi nada. Yo le elegí hace cincuenta y tres años... Mucho tiempo para ser siempre feliz y demasiado para soportar una infelicidad absoluta. ADELA.- He merecido una contestación ambigua: ni sí, ni no. EMILIA.- Hay señales que indican la marcha de un matrimonio, como un gráfico de temperatura: Moncho y Erni vinieron al mundo con precipitación, con apasionamiento, uno seguido del otro