lo suficientemente buenos... Pero a mí no. Yo nunca te hice concebir esperanzas. ¿Por qué? Todavía estoy esperando una caricia tuya alguna vez, papá, a pesar de todas mis faltas. ¿Qué tengo que hacer para merecerla? EDUARDO.- Esa pregunta... esa pregunta se la pudiste hacer a tu primer marido... y al segundo... o a ti misma. ¿Qué tengo que hacer para llevar una vida menos salvaje, sometida a unos principios éticos