ADELA.- Exacto. EDUARDO.- Lo intuí. Fui capaz de adivinarlo. RAMON.- Papá... EDUARDO.- ¿Lo veis? Yo también sé ironizar. ADELA.- Ya lo creo, papá. EDUARDO.- ¿No te importa que te diga la verdad? ADELA.- ¿Cómo voy a privarme de ese placer? Adelante. EDUARDO.- Pues bien, hija: lamentable. ERNESTO.- Bueno, teniendo en cuenta que