..., pues yo... ALBERTO.- No es lo mismo. ¿Pero tú te crees que se puede manejar una pistola sin saber? Y yo no iba a disparar, ni mucho menos. ¡A quién se le ocurre liarse a tiros! Si estaban ya medio convencidos. Dos minutos más, y tan amigos. Como mucho ponerte el uniforme, o coger la pistola y darles un susto en último extremo, pero no ponerte a disparar,