a la verdad, que allí estaba, mal aparcado, un cochepatrulla. No me quedaba más que hacer en aquel lóbrego paraje. Caminé por la avenida hasta que pasó un taxi libre que me condujo a la esquina de Balmes-Pelayo. Clareaba ya el firmamento y se evaporaba el agua con que había sido regada la calzada; piaban los pajarillos en las Ramblas y circulaban los primeros autobuses. En el balcón de uno de los edificios que tenía enfrente se leía el siguiente rótulo:
LAB:057.34
CLAREARII - Hacerse de día, amanecer (por extensión, hacerse algo más claro/ luminoso)