de llorar de alegría. Llorar a mares alivia un poco cuando se espera algo; cuando no, de nada sirve, pero se llora, sin embargo... En cada vida hay de todo, mujeres, pero en la mía os juro que ha habido mucho más. (En medio del silencio entra BEGOÑA, golpeada.) BEGOÑA.- Se fue. Pasaba por aquí y ha entrado a saludarme. ROCIO.- Sí, se nota que ya te ha saludado