que hiciésemos un último intento de localizar las catacumbas, no obstante lo que al respecto había dicho el prior. Aceptó la propuesta, no tanto, sospecho, por convicción como por verse libre de mi presencia y, sin agregar más, volvimos a la capilla, saqué los dos cirios de los candelabros, los encendí con la lámpara votiva que ardía frente al sagrario, le di uno a ella y me quedé con el otro yo. --Tú busca --le