VICTOR.- Tu me juraste muchas veces que no lo era. MIRIAM.- ¿Para qué darte un disgusto? Como si no tuviéramos bastantes problemas. ¿Acaso te quise menos por éso? ¿Tenías alguna queja de mi amor? VICTOR.- ¿Y la sinceridad? MIRIAM.- Aquella era sólo una relación profesional, un viejo pacto, por el que me tocaba pagar. VICTOR.- ¿Te acostabas con otros? MIRIAM.- A