TEO.- Después..., nada. Bueno... ¡esto! (Teo mira a su alrededor encogiendose de hombros.) ANA.- No, después, Quique. TEO.- Me gustaría que alguien me lo presentara: «Aquí su hijo, aquí su padre putativo»... En realidad, siempre me ha parecido un extraterrestre. ANA.- Si no has llegado siquiera a conocerme a mí, ¡cómo ibas a conocer a tu hijo! TEO