lose o del irredentista en general, puede mirarse ingenuamente como prueba de su empeño en un fin; pero una obstinación que es capaz de cubrir 60 años y tres generaciones debería hacer sospechar más bien lo contrario: que la aparente obstinación nace de indiferencia ante el logro y el malogro, lo cual implica un ánimo desentendido o al menos distraído de los presuntos fines y un impulso de acción capaz de mantenerse sin solicitaciones exteriores, o sea autosuficiente y, por tanto