lolo de unas muertes que no han sido marcadas y refrendadas como muertes, que no han sido sensiblemente acreditadas para la conciencia de los que sobreviven, que no tienen siquiera fecha ni lugar. La muerte argentina -la desaparición- no ha producido muertos, sino sombras -sombras perpetuas en medio de la vida, y no imágenes nítidas en la memoria-, porque no ha permitido señalar y proteger debidamente el límite, dejando tan sólo niebla e incertidumbre (y no me