se repare, la indiscutible capital mundial del machismo, su más vigoroso reducto, es hoy por hoy, y desde hace ya casi medio siglo, precisamente Estados Unidos. Si es que el machismo de un país no se ha de medir sólo por los comportamientos masculinos, sino también, como yo creo, por los femeninos, aquí en España, por lo que se refiere a la cuestión que concretamente nos ocupa, lo que puede decirse es que parece ser que existe