lalolaloslasela de España, pues hasta en las mejores familias puede darse un bellaco, salvo que las casas reales sufren la desventaja de que sus hechos se guarden con más larga y segura memoria; pero si por la consideración que ha sabido merecernos la muy digna y estimable persona de su actual descendiente y sucesor, escamoteásemos, por ejemplo, las cartas de Valencey, en las que El Deseado felicitaba al emperador por sus victorias sobre quienes morían