del piano de cola. Me temí lo peor, pues estabas completamente inmóvil y tu cabeza, tu cabellera negra, tus dos brazos, colgaban fuera, sobre el teclado, y las yemas de los dedos de una de tus manos rozaban levemente las teclas. »Al encontrarte así no supe si el piano era un altar en el que te inmolabas para no sé qué misterioso sacrificio o la negra barca de Caronte llevando tu cuerpo hacia la otra orilla. Aquella visión de tu
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ROZAR.1 - Estar cerca [de algo] o aproximarse [a algo] tocándolo levemente