, toda su memoria. Ya en su habitación extrajo de una de sus maletas, de forma automática, una carpeta llena de papeles. Buscó ávidamente entre ellos y encontró la fotografía de Francesca, aquella foto que él solía olvidar o rescatar de acuerdo con su estado de animo. Luego se dirigió a una de las paredes y la clavó en ella con una chincheta. La puso en aquel mismo lugar en el que había estado colocado el desaparecido cuadrito de Simonetta, la reproducción