más justo. Lo último que a Adriana se le podía ocurrir es que ella sólo era un títere más de cuyos hilos tiraban otras manos diabólicamente. Adriana sintió náuseas, deseos de vomitar todo cuanto había leído, aquellas verdades que le hirieron en lo más profundo de su ser. Sintió náuseas, y la contemplación del salón vacío y en penumbra del balneario le produjo una desesperanza y una tristeza infinitas. «El chantaje, Francesca, duró hasta el final. Cuando después de
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HERIR - Dañar con un golpe o corte (por ext., se aplica también al ánimo o a los sentimientos de alguien)