de tus labios, libres de los malos presagios que habían invadido tu casa y nuestras horas; libre también de aquellos otros presagios que a mí me perseguían y que me hacían huir al fondo del jardín de la villa de Como. Cantabas en el dolor. Patrizia no estaba en la sala sino en una cama en Via Cappuccio. La música --como en Venecia-- volvía a luchar con la sangre. Pero ahora se trataba de tu música y la sangre no era la
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CANTAR.1 - Emitir [alguien]sonidos melodiosos con la voz