de desgracias, de iras? Aquéllas fueron sin duda las jornadas más altas y más equilibradas de nuestro amor. Todo era sueño asumido, sueño apurado. Y sueño que, al mismo tiempo, se vivía. Cuando voces y músicas cesaban, la realidad no lograba herirnos. Cuando en el entreacto (y a pesar de la ligera neblina) nos asomábamos a la terraza de la Scala, sólo veíamos un mundo como el del escenario: irreal, petrificado. No herían
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CESAR - Dejar de producirse un fenómeno o una acción