el inesperado y brutal golpe de la muerte de Patrizia y los problemas económicos que ello llevó consigo, los que alteraron tu mirada, Francesca, y la hicieron más vagorosa y hundida. La mirada que tenías en la foto que ahora conservo; esa foto con otro lago al fondo: el de Garda. Dejaste progresivamente de cantar o lo hacías en las horas más insospechadas. Se desencadenaba tu agotamiento nervioso, que yo atribuía --para engañarte-- al bochorno de los