los casi lasciva para sus ojos. La mujer se sacó la combinación por los hombros con un rápido movimiento y el vagón retembló simultáneamente; a la visión de su espalda desnuda correspondió un chirriar seguido de un topetazo; la mujer empezó a girar el torso y él pudo ver que el brazo izquierdo aún ocultaba el pecho, un instante antes de que éste quedase al descubierto, fuera ya del alcance de su mirada; entonces descubrió que tenía la nariz pegada al cristal y