el suelo, con su niño en brazos y el letrero extendido ante ella con un platillo encima. RoSA y NÉSTOR la ven; ella no los advierte, pues mantiene la cabeza gacha. NÉSTOR va a acercarse. ROSA lo retiene.) Hay que saludarla. No vaya a creer que nos avergonzamos de ella. (ROSA va tras él de mala gana.) Buenos días, Rufina. RUFINA.- (Los mira y vuelve a inclinar la cabeza.